martes, 13 de mayo de 2008

El universo mundo

.
"Detectan materia ordinaria nunca vista hasta ahora en el espacio", decía el titular. Enseguida quiso ampliar la información en los principales periódicos de la red, pero fue en vano; demasiado pronto para que ninguno se ocupara del asunto.

Siguió leyendo la noticia con que se había topado por casualidad: "El universo está compuesto en más del 95% por sustancias cuya composición es desconocida: se trata de la materia negra (21%) y de la energía oscura (75%). El resto, entre el 4% y el 5%, es materia ordinaria (protones, neutrones)". Y más adelante: "todas las galaxias y los gases interestelares descubiertos hasta ahora sólo contaban con la mitad de esta materia bariónica." Qué curioso, pensó; así que estamos hechos de materia bariónica. El DRAE ni siquiera daba cuenta de ella. Wikipedia sí, aunque liquidaba la cuestión en apenas dos pinceladas: "En cosmología se considera materia bariónica toda forma de materia constituida por bariones y leptones (a excepción de determinados tipos de neutrinos). Es decir, es la materia que forma todo lo que nos rodea y podemos ver, incluidos nosotros mismos.
Según cálculos recientes, la materia bariónica constituye solamente el 4% de la masa del universo. Un 23% está formado por materia oscura y el 73% restante por la energía oscura".
.
A grandes rasgos, pues, era posible distinguir la materia oscura, la energía oscura y la materia bariónica u ordinaria. Tal vez encontrara alguna aclaración más en la red. Tras leer un artículo solvente, vio que incluso había materias antitéticas a las descritas cuya existencia ignoraba, lo que no era extraño; revelándose tan misteriosas como los mismos objetos a los que pretendían oponerse.
.
¿Y si se trataba de una reunión de almas interestelares? De ser cierto que la susodicha materia, o sea nosotros, apenas representábamos una mota de polvo interestelar vagando por el universo, ¿no podían probar esas insólitas concentraciones la existencia esporádica de campos de almas?
.
A lo mejor,
cansadas de flotar a la deriva
decidieron congregarse
por unos millones de años
con el fin de gestionar
la insaciable
expansión del universo.
.
Ojalá lo consigan, pensó todavía. Y se dispuso a trabajar. No podía desatender por más tiempo sus obligaciones de materia ordinaria.
.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"