domingo, 6 de marzo de 2011

Un exceso



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Conduce queriendo llegar cuanto antes al otro lado de la carretera o de sí mismo. Conduce absorto, como si no le importara sacar el coche a pasear a esa hora de la mañana en que las nubes adoptan figuraciones asombrosas y los cielos embelesan de candor incendiario. Aunque no se engaña, no consigue borrarlo, así que pisa a fondo persuadido de que hace bien«olvidarlo todo y olvidarse a un tiempo», de que le hace bien fundirse con el cielo a golpe de pedal. Conduce con la locura del horizonte como única certeza. A las siete de la mañana, cuando todo espejismo de vida resulta un precario exceso.
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* La foto es de Jesús Miramón, de Las cinco estaciones.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"