martes, 22 de octubre de 2019

Arde Barcelona

A decir verdad, no me ha sorprendido demasiado la violencia desatada de esta última semana en Barcelona, con la que algunos se han ensañado tanto y tan a gusto, y desearían seguir haciéndolo mucho más, no os quepa ninguna duda. Desde hace tiempo, creo que el objetivo de un puñado de vándalos (violentos e intolerantes, pues no atienden más que a su propia visión de la realidad) no es otro que empobrecer lingüística, ideológica y culturalmente la ciudad, demasiado diversa todavía para que su ideario de país gane por la vía democrática. Barcelona simboliza aún todo eso, ¡y cuánto les pesa! Como si lo único que les moviera fuera el anhelo secreto de que nos despeñáramos todos por el mismo desfiladero: el de la guerra sin cuartel de los unos contra los otros. Mejor reventar de una vez esa Barcelona plural y amable que tanto les irrita para que nos ahoguemos todos de manera ejemplar: moros y cristianos, demócratas y totalitarios, en este mar de fondo cada vez más ingobernable.



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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"