sábado, 25 de agosto de 2007

Identidades en fuga (Microrrelato)

Cada vez que el autor se dispone a escribir, pacta con el narrador que le representa que interprete sus anhelos, con el fin de dar forma narrativa a cuanto hasta entonces sólo había sido un amasijo de ideas y sentires.

De igual modo, cada vez que el narrador se decide a poner por escrito las ideas dictadas por el otro, no es extraño que sienta su identidad amenazada ante lo que considera un abuso de autoridad, circunstancia que lo fuerza a traicionar a su homólogo, según aprecia y reconoce el mismo autor.

Desde entonces, y en justa correspondencia, los autores han adoptado la sabia costumbre de negar la veracidad de cuanto relatan sus narradores, sin que logren, la mayoría de las veces, conciliar sus respectivos pareceres. Así las cosas, mientras el autor tiene que conformarse con la ficción del reconocimiento público, el narrador logra realizarse tan sólo sobre el papel.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"