jueves, 11 de julio de 2013

Negra, roja y pálida

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Esta vez me han roto la nariz, de modo que voy por ahí buscando que los demás se compadezcan, me abracen, se sorprendan. Con la nariz aplastada como si fuera la de un negro blanco. Sin derramar por las esquinas demasiada sangre. Sin expresar tampoco excesiva rabia. Parezco un perro humano mendigando cariño, con mi pobre nariz rota y chafada de payaso. Tan negra, roja y pálida. Tan sumamente destrozada. Desfigurando pasos y tentativas hasta el sonrojo.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"