viernes, 1 de agosto de 2008

Un crimen ejemplar


“Donde dice:
La maté porque era mía.
Debe decir:
La maté porque no era mía”.
Crímenes ejemplares, de Max Aub
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Está muy claro, señor juez: ella era muy guapa, incluso demasiado. Y la pobre no iba a dejar de serlo, ¿no es verdad?
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Si quiere que le sea franco, juraría que hasta me sentía yo más acojonado que ella. ¿Me creerá si le digo que bastaba verla un segundo para que el tiempo se volviera del revés, denso y espeso como una bechamel, grumoso? Un verdadero infierno, se lo aseguro.
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No podía seguir así. Tiene usted que entenderlo...
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"