miércoles, 27 de febrero de 2013

Así de pálidos

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Los cielos de Berlín son así de pálidos; de un blanco borroso, como de pared vieja en un edificio de varias plantas. Incontaminados. Bastardos. De una confusión esclarecedora. Claro que todo depende de la estación en la que te encuentres. Y, por descontado, del momento del día. En ocasiones, hasta es posible ver desfilar las horas cambiantes en nubes de seda o lana atropelladamente, deshilachándose sus hebras sin rumbo; mientras los árboles escalan esos mismos cielos engañosos tan aprisa que resulta forzoso cobijarse bajo su sombra desertora; languidecer de puro deleite.
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"