domingo, 13 de mayo de 2012

Veintiséis

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A la belleza le gusta romper el equilibrio prescrito.
Otras veces prefiere guardar el equilibrio proscrito.

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8 comentarios:

  1. Los extremos se tocan, pero creo que me gusta más la segunda opción.
    Como siempre, sinuosa y elegante.
    Me gusta mucho la foto, también. Muy sugerente.
    Abrazos

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  2. En ambos casos, y me parece genial que así sea, la belleza siempre es un desequilibrio.

    Abrazos.

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  3. Me encanta que a la belleza le atraiga lo prohibido, que rompa los cánones y que muestre sus propios contrastes.

    Una entrada genial. Se te echaba de menos.

    Besos

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  4. Como un guante le viene el texto a la imagen... O la imagen al texto.
    Y además creo que es una verdad como un templo.
    Bienvenida de nuevo. MegaMaga.

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  5. Me encanta el afilado filo de esta serie numerada, el deambular insomne por el despeñadero de las palabras

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  6. Verdades como puños, no hay belleza sin imperfección.

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  7. Gema, has descrito el movimiento pendular de la belleza. En ese vaivén, el goce estético se bambolea.

    Abrazos pretendidos.

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  8. Susana, la segunda versión vendría a ser una vuelta de tuerca irónica de la primera, así que no me extraña nada que la prefieras. Foto paduana esta vez. Gracias y un fuerte abrazo

    Agus, justamente. Yo también la prefiero así: humanizada. Un beso

    Isabel, será que en el contraste está la belleza. Más besos

    Mil gracias, Freia. Esta vez la foto fue el desencadenante de la otra imagen. Un besón, señora Lince.

    Emilia, las palabras, cuando se dejan leer, se revelan más despiertas que nosotros. Tú lo sabes bien. Muchas gracias y un beso

    Araceli, ni perfección sin impureza. Exactamente. ¡Un fuerte abrazo!

    Sergio, de hecho es una suerte que oscile al margen de nuestras pretensiones. Un gran abrazo

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"