miércoles, 18 de enero de 2012

Cadáver andante

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"Lo maté en sueños y luego no pude hacer nada hasta que lo despaché de verdad. Sin remedio".
Max Aub, Mucha muerte, Cuadernos del Vigía, Granada, 2011, p. 33. 
Edición y prólogo de Pedro Tejada Tello.
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Tras matarlo en sueños, su cadáver andante me recordaba a cada rato mi naturaleza putrefacta, así que decidí matarme para poder acompañarlo en su ambulancia.
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Tras matarlo en sueños, su cadáver ambulante me recordaba a pleno día mi naturaleza putrefactaasí que lo rematé del todo por satisfacer de forma cumplida mi vileza.
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Tras matarlo en sueños, aquel cadáver transeúnte solía recordarme su naturaleza intactaasí que lo rematé de nuevo por ver cumplida su entereza.
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* La foto se titula "Haikú" y es de Manolo Hernández. 
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11 comentarios:

  1. Gemma, sé que mi comentario no sobrevira. No te preocupes, ni se inmuto.

    Abrazo errante.
    Sergio Astorga

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  2. El primero me subyuga Gemma. La aparición casi al final de la ambulancia es genial, irónica, mordaz, tan cruel.

    Abrazos.

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  3. El segundo, el segundo está genial. un micro canalla, de los que me gustan.

    Par de abrazos muy vivos.

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  4. Yo prefiero el tercero, ya que cuando matas en sueños no es real, por eso me gusta cuando rematas su naturaleza intacta.

    La foto es muy bella y delicada.

    Besos.

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  5. Un ejercicio que me deja con la boca abierta, Gemma.

    Puestos a elegir, me resulta difícil decantarme entre el primero y el segundo. De ser forzado a hacerlo, diría que el segundo, esperando que el primero no se ofendiera.

    Un abrazo asombrado.

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  6. A mí el que me va es el segundo. Porque hay que ser coherente hasta en el asesinato.
    Besitos

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  7. El tercero. Bien está lo que bien acaba;-)
    Y qué preciosa foto. Me reconcilia con los haikus.

    Kisses, sister.

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  8. Sergio, jaja. La que no se inmuta es servidora. Me ha gustado ese comentario que se autodestruye solo... Un abrazo ambulante

    Agus, es un favor que se hace a sí mismo. También es el que más me gusta a mí. Abrazos

    LOla, el segundo es totalmente irónico y coherente, como dice Susana más abajo. No me extrañan nada vuestras preferencias. Más abrazos

    Isabel, el tercero me resultó el más difícil, en parte porque no quería repetirme al demostrar cómo un apriorismo dado (no menos absurdo que los dos anteriores, que si bien comparten una misma argumentación, obtienen consecuencias distintas...) determina una solución no menos disparatada. Aunque todas las variantes acaben con la muerte, llama la atención que en las dos últimas sea por motivos dispares; a la manera de como sucede en los Crímenes ejemplares, de Max Aub: sin sentido ni razones que valgan.
    PS: El tercero me resulta, si esa medida es posible, el más inhumano de todos. LO que significa justo lo contrario con respecto a ti. Besos

    Pedro, jaja, sois muchos los que os decantáis por esta versión. Lo que me hace reflexionar y hasta dudar un poco de la mía. Os agradezco la franqueza. Un abrazo

    Susana, el segundo es, efectivamente, muy irónico. Y hasta te diría que demasiado corriente, pues habla de la consabida mezquindad que suele caracterizar el comportamiento humano. Una forta abraçada

    Olga, jaja, no me imaginaba que fueras tan eficaz. (Y lenguaraz.)
    Un besazo

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  9. La belleza de lo terrible. Es la mejor manera en que puedo describirlo.

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  10. Pues a mí me encantan los tres, pero como veo que los compañeros se han aplicado a elegir uno, prefiero el segundo. Sí, nos muestra nuestra cara oscura, ésa que a todo costa intentamos ocultar.

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  11. Melvin, yo no creo que haya belleza en lo terrible. ¿Acaso ves tú eso en la miseria humana? A lo mejor, no te entendí. Gracias y saludos

    Patricia, la cara oculta a veces no es solo una, sino incluso dos y tres. Hay quien, de hecho, tiene varias docenas. Me apunto vuestras preferencias.
    Un fuerte abrazo

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"