miércoles, 19 de octubre de 2011

Un mero disfraz

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"Carnaval"
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Sólo era él mismo en Carnaval, cuando se vestía de mujer fácil y lanzaba piropos groseros a los hombres que le gustaban.
El resto del año era otro.
Un mero disfraz.
Rubén Abella, Los ojos de los peces, Menoscuarto, Palencia, 2010, p. 15.
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"Un mero disfraz (1)"
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Carnaval y un mero disfraz el año que se vestía de otro, cuando lanzaba piropos groseros a las mujeres. Sólo eCarnaval le eran fáciles de gustar; el resto, era el mismo hombre
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"Un mero disfraz (2)"
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Carnaval y un mero disfraz el año de vestirse de otro, cuando lanzaba piropos groseros a las mujeres. Sólo eCarnaval era fácil que le gustasenel resto, era el mismo hombre.
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"Un mero disfraz (3)"
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Carnaval y un mero disfraz el año que se vestía de otro, cuando lanzaba piropos groseros a las mujeres de gusto. Sólo eCarnaval le eran fáciles; el resto, era el mismo hombre.
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"Un mero disfraz (4)"
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Carnaval y un disfraz de mero que le vestía el otro, cuando lanzaba, gustoso, piropos groseros a las mujeres fáciles. Érase sólo eaño de Carnaval; el resto era el mismo hombre.

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11 comentarios:

  1. Un juego malabar en toda su vorágine, a partir de un pieza espectacular. Cada vez más, nuestra realidad se asemeja más a esa irrealidad.

    Abrazos.

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  2. Me ha encantado lo del disfraz de Mero. Quiero uno.

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  3. Creo que el que más me gusta es el (4), aunque todos tus puzzles creativos me parecen interesantes muestras de un caleidoscopio manipulado con precisión.
    Abrazos.

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  4. Carnaval y un disfraz de hombre, cuando lanzaba a las mujeres fáciles un mero que le vestía el otro y él mismo. Era sólo un año de piropos groseros; el resto era gustoso Carnaval.

    Ahora mismito voy a la pescadería y me encargo dos o tres meros frescos a más no poder.

    Un pe tó samba.

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  5. Estos son claros ejemplos gráficos de lo que puede cambiar la vida de alguien con solo mover una pieza. Me gustó mucho y el juego de colores permite ver con mucha mayor claridad los cambios.

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  6. ¡Cómo dominas estos malabares! Incluso llegas a cambiar en la cuarta versión todo el sentido, por eso lo prefiero.

    Y con la dificultad que tiene el buénisimo Carnaval de Rubén.

    Me asombras.

    Besos.

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  7. Me quedo con el cuarto malabar, el mero final;-)
    Kisses.

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  8. Agus, a la primera versión le añadí tres más. Tu comentario llegó tan precoz como oportuno. Va a ser verdad que el surrealismo sea el costumbrismo del siglo XXI... Un abrazo

    Araceli, jaja, me lo temía...

    Susana, barajar para entender qué nos quieren decir las palabras. Me alegro de que te gusten. Un petó

    Josep, buen intento. Te ha salido incluso más surrealista que los míos, jaja. Una abraçada forta

    Maite, con solo mover una pieza o entender (e incluso malentender) un movimiento dado..., sí, estoy de acuerdo. Un abrazo y gracias

    Isabel, el libro entero es muy recomendable. Junto con el de Moyano (Teatro de ceniza), me parecen ambos libros de micros buenísimos. La cuarta versión es la que prefieres por ser la más disparatada, ¡reconócelo! :-) Un beso

    Olga, veo que coincides con Araceli e Isabel. Debo reconoceros que se trata de la última variación ejecutada; por lo mismo tal vez sea de la más fresca (y loca)... Un besazo

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  9. Gemma, este artificio de mostrar y esconder al mismo tiempo es el nervio del malabar, después de leer, ya sin antifaz, sigo siendo el mismo hombre, que pena, ¿no?

    La lectura cambia, pero no tanto, ¿o si?

    Un abrazo de carnaval.
    Sergio Astorga

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  10. Yo también me sumo a las más alocada versión.


    Es que las palabras son muy jugeutonas en realidad, están deseando que las desordenen...y detrás de estos juegos se encuentra el sentido más profundo
    sobre los significados y la función del lenguaje.

    Doy abrazo te

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  11. Sergio, pues a mí no me parece mal que sigas siendo el mismo. :-)
    La lectura va cambiando en función del sentido que un disfraz supone para cada uno de los hombres, que no tienen que ser necesariamente el mismo. Un abrazo

    Rosana, justamente. Me gusta ver qué posibilidades semánticas encierra un número determinado de palabras. Un beso

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"