miércoles, 17 de agosto de 2011

Alimaña





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Respiró con profundidad antes de adentrarse en el bosque. Quería reconocer más despacio sus heridas: en mitad del pecho una cicatriz antigua supuraba de nuevo. Lo atribuyó al corte insidioso de una rama. Con la cabeza a punto de estallarle y el cuerpo aterido de frío, hizo un esfuerzo por recordar qué diantres le había pasado. Apenas necesitó echar un vistazo para comprobar que tenía el costado lleno de magulladuras. Trató de limpiarse lo más rápido que pudo. No quería que sus miembros se embotaran. Un dolor fiero había empezado a extendérsele por la espalda, aunque lo más molesto era no acordarse. No lograba fijar el momento ni  el motivo; el lugar en que presumiblemente lo habían atacado. Aparte de la vieja cicatriz, le dolían sobre todo las uñas y algunos dientes sueltos, que bailaban tras su hocico. Lo de menos era el escozor que lo atenazaba. Cuando vio que podía arrastrarse a cuatro patas, recordó al fin: una pandilla de alimañas lo había desvencijado a bastonazos.
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7 comentarios:

  1. He tenido la sensación, al leer y ver, que una metamorfosis me empujaba a la siguiente. Árboles que se transforman en humanos bestiales, alimañas que parecen humanos, humanos que se comportan como alimañas... Siempre me pareció ésta una palabra fascinante sin saber a ciencia cierta si su concepto me asqueaba o me atraía.

    Hay qué ver el partido visual y auditivo que le saca Vd. a un paseo por el lago, ;-p

    Un abrazo y un beso fuerte, MegaMaga.

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  2. Alimañas con bastones??? Eso es premeditación y alevosía.
    Los peores.

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  3. Freia, me gusta mucho el repaso que haces. No has dejado ni una pobre línea sin interpretar. Esos árboles enormes que había en los jardines del Palacio de Buckow imponían respeto. Es fácil darse cuenta viendo las fotos.
    Un besazo, meine Gräfin

    María, ciertamente. Algunos con dos patas les basta y sobra. Tal cual. Un beso grande

    Luisa, basta comprobar en el DRAE cómo este define, en la primera acepción de la entrada de 'alimaña', el sustantivo "animal" con el sinónimo de "irracional", por no mencionar la tercera acepción.
    Un saludo

    A todos, he cambiado el final. Para variar...

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  4. Me ha gustado esta sensación de hombre-lobo que se trasnforma en lobo-hombre, o todo lo contrario... En bosques como el que retratas, donde se gestaron las leyendas más oscuras, debe ser sobrecogedor pasear desprevenido. Menos mal que tú no lo estabas. Besos.

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  5. De regreso de una cercana lejanía me encuentro con este lobito bueno y magullado; me encuentro con ese no saber quién o qué nos ha zaherido -y esas malditas alimañas agazapadas en el bosque, a menudo abservándonos con nuestra propia mirada-.

    Salgo del bosque. El solecito interpreta con eficacia su guión. Un poco más tranquilo, se me ocurre enviarte un tierno aullido y un pe tó lobuno.

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  6. La forma, como siempre, impecable; del contenido, no recordar nada de los sucedidom lo más ecalofriante. Un abrazo Gemma.

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  7. Susana, siempre me ha gustado mucho el asunto de las metamorfosis en un texto literario, las de Ovidio son maravillosas, y de hecho me he ocupado de ello con anterioridad. Esta vez, de todos modos, la inspiración me vino tras leer el estupendo micro de Araceli Esteves, "La otra" (http://elpasadoquemeespera.blogspot.com/2011/08/la-luz-de-la-tarde-se-empenaba-en.html). Es un motivo inagotable, que admite infinidad de variaciones. Besos

    Josep, efectivamente: las alimañas del bosque nos observan con nuestra propia mirada. qué certero y qué bien lo dijiste. Un fuerte abrazo de fin de verano

    Isabel, no tener memoria se me antoja, como a ti, uno de los sufrimientos más terribles. Un abrazo grande y gracias

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"