martes, 16 de marzo de 2010

Rayos y termitas

...
...
Este paraje con su árbol, su banco y hasta su círculo
estancado de agua seguirán ahí dentro de 5,
10, 15 años a lo sumo;
pero bastará un día sólo,
que pase una sola hora o una milésima de segundo acaso,
para que todo sea distinto.
No sabemos -cómo demonios íbamos a saberlo-,
si un rayo voraz y repentino decidirá segarle el cuello
-sin demasiados escrúpulos, está claro- al tronco sólido
de cuatro hijos principales, o si serán tal vez
las hacendosas termitas las responsables
de que se pudra su corazón por dentro, muy despacio
[-eso sí-,
de puro trabajar -y roer- tanto,
incansables y tediosas;
quién sabe.
...
5, 10, 15 años pasan tan despacio, tan deprisa, como la incontinencia inextricable de los rayos,
o el hacendoso destejer de las termitas.
......

11 comentarios:

  1. Incontinencia de la vida, entonces, querida Gemma. Voracidad, movimiento, trabajo, cansancio, incertidumbre, tedio... La vida en un rincón.
    ¿Y si no fuera así Gemma cambiadora de títulos? ¿Y si siguiera igual en todos los tiempos?
    Un beso grande grande y casi primaveral...

    ResponderEliminar
  2. y es que para que las cosas cambien a veces solo basta un segundo...

    y entonces ese segundo habrá sido más lento y más trascendente que los 5, 10 o 15 años que pasaron tan despacio ( o tan deprisa)

    un beso fuerte!!
    María (de vuelta por la blogosfera)

    ResponderEliminar
  3. Gemma, voraz intento de palabras por apresar lo que se fuga.
    Tal vez hoy, o después, madure el limonero y seguirán los pajaraos cantando.

    Un abrazo añoso.
    Sergio Astorga

    ResponderEliminar
  4. Yo también me he acordado de JRJ, pero por no repetir y como estoy leyendo a Guicciardino, aprovecho y te copio esta frase: "Todo lo que ha sido en el pasado y vemos en el presente también será en el futuro; sólo cambian los nombres y las envolturas de las cosas, de modo que quien no tenga buenos ojos no las reconoce y no sabe utilizar esta observación para sacar una regla y formular una opinión".

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Cómo llegan las balas verdes. En el sentido total y en sus joyas independientes (pienso en "el hacendoso destejer de las termitas").

    Haces que pensemos en ese segundo, cuando ya con seis o siete años aprendí que no existe, aunque no supiera formularlo. Ahora sí, ahora sé que ese segundo no tiene continuidad en otro, desde el que podamos recordarlo. Y lo que no queda en memoria no existe.

    Dicho de otra manera: la muerte es un temor de los vivos (una dolencia nerviosa).

    Y como estamos vivos, leo tu texto que presenta tan claramente las opciones. Esta vez, no hay versiones. Pero por la costumbre de elegir, elijo el rayo. Qué terrible la imagen de las termitas: "de puro trabajar -y roer- tanto,
    incansables y tediosas".

    En fin, que no por escribir de los dos modos de la muerte sea este texto el final de la HBdlH.

    ResponderEliminar
  6. Izaskun, jajaja, me ha gustado eso de "cambiadora de títulos". ;-P
    (Desde luego, la vida no para quieta ni aun matándola.)
    Besos

    María a rayas, en efecto. Una milésima de segundo sola puede arrastrar consigo 15 años de calma aparente...
    (Así estamos todos: yendo y viniendo de acá para allá que es un sinvivir). ;-)
    Un beso

    Sergio, el viaje definitivo se realiza a cada rato. Maravilloso JRJ. (Es cierto, la voracidad me pierde). ;-P
    Besos

    María, pues me agrada mucho que a ti y a Sergio os haya recordado a JRJ. Es un escritor al que aprecio. A Guicciardini no lo conozco y, sin embargo, el fragmento que nos copias resulta memorable. Con esa vaga alusión a cuestas al tiempo cíclico y pagano de otra época... ;-)
    Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  7. Qué genial y qué todoahí es eso de "cómo demonios íbamos a saberlo".

    Un beso enorme!!

    ResponderEliminar
  8. Todo es contingente, aunque en un instante pueda parecernos inamovible y eterno. Tus palabras, tan bellas, me hacen reflexionar, una vez más, sobre la "vanitas", sobre los esfuerzos tan inútiles que hacemos a veces, sobre nuestra pequeñez. O sea, me colocan los pies en la tierra. Un abrazo muy fuerte.

    ResponderEliminar
  9. Nano querido, la verdad es que todavía no sé cuándo sucederá el final. De momento, aún lo veo lejano, descuida. ;-P
    (Y menos mal que no tenemos noticia de las dolencias de los muertos, que si no...) Un besote
    (Ya ves que el Gran Blogger volvió a hacer de las suyas...)

    Larilla, jajaja. En ese "ahí" que citas hay mucho enfado, sí. ;-) Un fuerte abrazo

    Isabel, nuestra vanidad y ceguera suelen ser directamente proporcionales... Hasta que algo nos abre los ojos de pronto.
    Muchos besos

    Julia, pues te lo agradezco de corazón. Y bienvenida a estos Sueños

    ResponderEliminar

.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"