lunes, 28 de abril de 2008

La sombra del otro


Al tipo de siempre le ha dado por asomar las narices cada cinco minutos en el espejo del cuarto de baño. Se comporta como lo haría un poseso o un loco compulsivo. De pronto, lo recorre como si se hubiera vuelto cóncavo y fuera preciso hurgar en su interior. En alguna ocasión ha creído divisarme fugazmente, apenas unos segundos, pero eso le ha bastado para creerse con derecho a perturbar el frágil equilibrio que habito.
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Otras veces, me ha parecido incluso que me miraba convencido de ser yo el responsable de todos sus defectos, fracasos y hasta fechorías, lo que me ha inquietado de veras, pues hasta ahora había conseguido vivir despreocupado del mundo y de sus sombras, la mar de tranquilo, relativamente a gusto dentro de este espejo de aguas quietas que cuelga, magnífico, de la pared de un cuarto de baño emplazado al fondo de un largo y tortuoso pasillo, aunque a mí, su ubicación, nunca me haya importado lo más mínimo.
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Pero esta vez todo es distinto. El otro día, sin ir más lejos, me dio un susto de muerte. En realidad, no me he repuesto todavía. Eso sí, de resultas del accidente, ahora procuro asomarme sólo de vez en cuando y siempre que no oiga ruidos o la casa se encuentre en perfecto silencio. Me parece que a ese sujeto no le gustan los seres como yo. Sin duda es un mal bicho, un tipo vulgar y sombrío. Temo que un día se harte y decida desprenderse del espejo.

15 comentarios:

  1. Me ha gustado el relato, particularmente por su estado reflexivo, metaficcional. El narrador indagando la realidad a través de la ficción que el mismo crea.

    La figura de alguien viviendo en el espejo es estupenda.

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  2. Hola, Mega, hoy hago una mención a tu blog en mi bitácora. Besos.

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  3. Casi sin tiempo para leerte, pero con un fuerte, fuerte, fuerte abrazo.
    PD ¿Mezclo ya las cosas o tu primer otro estaba en el otro blog?

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  4. Buenas tardes Mega,

    Soy lectora de tu Bitácora, y a menudo vengo a leer tus Micros. Hoy te vengo a felicitar de todo corazón por el Premio otorgado por Manuel.

    Un beso

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  5. Veo que hay moderación de comentarios, he estado a punto de repetirlo...

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  6. "Los seres del espejo" podría titularse la película, jeje. Resulta un pelín inquietante pensarlo ¿verdad? Además, inquietante desde los dos lados.

    (He vuelto del más allá pero sigo siendo la misma. A lo mejor eso también puede considerarse inquietante, jajajaja)

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  7. Estupendo el cuento, Mega.

    Si bien el recurso de alguien al otro lado del espejo ya ha sido utilizado por otros autores, no desde el punto de vista que tú lo haces (al menos hasta donde conozco).

    Un gran relato, sin duda.

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  8. así que ese "otro" es el que vive al otro lado del espejo...¿tendremos cada uno alguien diferente espíando desde ahí? yo esta mañana le he preguntado al mío, pero no ha querido salir de su mundo y lo que me ha devuelto el espejo ha sido mi propia imagen(muy desmejorada por el madrugón, por cierto)
    ...un rollo, vamos...

    besitos

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  9. Ese juego de ida y vuelta que nos permite el azogue, abre un mundo de posibilidades que si bien antes han sido ya contadas por otros, en este cuento las usas de una forma particularmente inetersante.
    Me ha gustado.
    Besos creativos.

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  10. Magda, muchas gracias. A lo mejor resulta que ese otro era menos peligroso que el uno...
    Saludos muy afectuosos

    Manuel, gracias a ti también por tus apuntes de bolsillo. (Se están volviendo imprescindibles).

    Freia, ¡qué alegría! No mezclas, no. Me pareció divertido intentar componer dos micros-espejo. (Esta vez el juego no se daba entre los dos blogs, sino entre las dos últimas entradas...)
    Un besazo gordísimo

    Selma, bienvenida. Y gracias por tu visita. En realidad, no somos tan desconocidas...
    Un abrazo

    Jean Louise, ¡qué bien que ya estés de vuelta! Sin duda, tus infinitos desdoblamientos dejan en pañales a mis pobrecitos personajes, jajaja.
    Me alegro mucho de verte de nuevo por aquí.

    Viajero, mil gracias. Pensé que a lo mejor había que reivindicar al pobre "otro", tan vilipendiado siempre. Otro abrazo

    Jajaja, María. no desesperes, que acaba siempre por asomar. Beso de vuelta.

    Víctor, gracias a ti también por tus amables palabras. Quise jugar con los puntos de vista...

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  11. El otro, el impertinente, acabará encontrando el modo de modificar (anular al otro, en definitiva) la imagen del espejo. En ese momento, la mitad de la humanidad perderá su yo rebelde, a veces perverso. No dejes que eso ocurra. Que aprendan a convivir.

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  12. Todo un hallazgo la elección del narrador. Logras crear una extrañeza vertiginosa, dentro y fuera del espejo.
    Fascinante.

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  13. Excelente vuelta de tuerca. Y no tan "inventado": tantas veces temo comerme la imagen que me devuelven todos los espejos (sobre todos los humanos) hasta el punto de que me he convertido en el reflejo.

    Lo que empezó como Borges o Cortázar ha terminado como Mega. Así, hablándoles de tú a tú y, para mí, más inquietante.

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  14. Sin querer resultar pesadito insisto en la teoría conspiranoica de la ventana del patio de luces. Encima añades un dato esclarecedor, el vecino es un voyeur. O tal vez un cotilla fisgón sin más.
    A todo esto ¿cuantos espejos has roto? Si uno hace añicos un espejo adrede, acabando con el "otro" que lo habita, ¿es culpable de homicidio?

    Un saludo.

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  15. Antonio, no vamos a dejar que eso ocurra. Además, en cierto modo y para lograrlo, deberían desaparecer todos los espejos de la faz de la tierra... (Difícil lo veo, al menos de momento, sobre todo dada nuestra vanidad sin límites).

    Herman, celebro que te guste. Por lo demás, me encanta la extrañeza, el recurso a lo desautomatizado como un modo de mostrar lo de siempre, lo que ha devenido en vulgar. Por otro lado, quizá el otro no sólo sea menos peligroso que el uno (según le decía a Magda), sino también menos ficticio, más auténtico.

    Nán, tus halagos, siempre tan exagerados, engordan mi ego hasta límites peligrosos, ¿lo sabías?
    ;-)

    Adanero, culpabilísimo. Pero siempre aparece otro espejo encargado de recordarnos quiénes somos. En cuanto a los tres relatos, en realidad tres versiones de una misma historia (véase "Rashomon", de Akira Kurosawa), puedo decirte lo siguiente:
    1. "El otro" me sirvió para que el personaje de carne y hueso (quien sustenta el punto de vista) nos hablara del prota del micro: su antagonista.
    2. "La sombra del otro" aplica la misma técnica, pero a la inversa, siendo así esa sombra el uno, es decir, el personaje que mira su rostro en el espejo. Esta vez, pues, el narrador es el otro y en realidad nos habla del carácter del uno.
    3. "El espejo de azogue" es el relato de un objeto antiguo y, por ello, cargado de majestad, de dignidad... De hecho, es la voz menos humana de las tres en el sentido de ser imparcial, pero también la más idealista, la más cierta.

    (Dicho lo cual igual tenga que introducir, tras tu comentario, la versión del vecino de marras, jeje.)

    Abrazos varios

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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"