jueves, 7 de febrero de 2008

El desmemoriado, 3

..
El pobre infeliz no recordaba ni una sola línea del discurso que debía pronunciar en el salón de actos de una reconocidísima universidad de prestigio. Falto de tiempo, optó por salir al escenario, sonreír amablemente a quienes presumía que eran las autoridades competentes, e improvisar un discurso magnífico que hilaría de principio a fin sin que le temblara la voz, en buena medida gracias a su dilata experiencia de escritor, y a sus innumerables recursos de viejo zorro.

Apreciadas señoras y señores; ilustres autoridades académicas, señaló convencido, estoy encantado de encontrarme aquí esta noche, sin duda feliz, frente a tan insigne público. Aunque no sea exagerado afirmar que poseo una memoria prodigiosa, no quisiera esta vez aburrirles con relatos fatigosos de recuerdos lejanos, por todos conocidos. Por el contrario, nada me satisfaría más que poder contar con el testimonio erudito y fundamentado de los profesores pertenecientes a esta ilustre casa, por lo que quisiera invitar, desde un principio, a los miembros académicos sentados en la primera fila a que suban al estrado y me brinden su inestimable compañía, sabia y grata por igual. Será para mí un placer conversar con ellos de forma distendida sobre cuantos asuntos crean convenientes. Espero que esta noche tan deliciosa como festiva les resulte de merecido provecho. O, cuando menos, ojalá esta charla improvisada sea, para ustedes, digna de recuerdo.

Estimado público, en breves minutos daremos comienzo al acto sin más preámbulos, una vez nos hayamos acomodado como es debido...
..

17 comentarios:

  1. Por lo menos tenía recursos dada su desmemoria. El caso es que me parece que a ella habría que sumar que conjugaba mal; pues ha dicho "satisfacería" en vez de "satisfaría". Si es culpa del desmoriado seremos implacables. Si es lapsus de nuestra anfitriona aplicaremos el derecho penal de autor y entonces llegaremos a la conclusión de que no hay delito gramatical porque es algo impensable en su persona.

    Saludos grandísima Mega.

    ResponderEliminar
  2. Ya veo, Dardo, que haces honor a tu nombre. ¿Cómo olvidar que se trata de un error fruto de la desmemoria de la narradora?

    Saludos satisfechos.

    ResponderEliminar
  3. Esto no responde a mi naturaleza bondadosa. Ha sido una contaminación del atavismo frilansero; que tiene una obsesión por las pequeñas cosas. Pero, en todo caso quiero dejar constancia, de que te he aplicado un derecho heterodoxo y así concluir que pese que ha habido crimen, sin embargo no ha podido haber existido criminal. Ya que la imputada es per se inocente.

    Pero lo principal. Que me estoy aficionando a estos relatos tan sugestivos, apetitosos, tan legibles y tan bien escritos.

    ResponderEliminar
  4. Pues en tal caso, estimado Dardo, te mando esta vez saludos satisfactorios (aunque también agradecidos).

    Y un abrazo.

    (A ver si consigo que esta inocente-culpable cumpla su penitencia.)

    ResponderEliminar
  5. ¡Lo que ha dado de sí una sílaba de más!.. y eso que no anda Fri por aquí todavía.
    Este desmemoriado 3 no me ha creado angustia ajena. La verdad es que ha sabido salir de la situación casi tan bien como mi Cary Grant en la escena de la subata de "Con la muerte en los talones". No me preguntes el porqué del símil porque no tengo ni idea de por qué me ha venido a la cabeza.
    De paso, tu desmemoriado implica. No está mal no, lo de tener recursos de escritor veterano y de zorro viejo.
    Un abrazo.
    P.D. Creo que es uno de tus pocos escritores que no vaciló en absoluto. Seguramente la situación era tan trágica que tuvo que tomar una decisión drástica y firme.

    ResponderEliminar
  6. Tiene razón Dardo, que nos has liberado esta vez de la angustia.

    Pequeña historia real y angustiosa para mi prima. Me la contó en el velatorio de mi tío. Dos años antes, cuando pasaba por periodos de recordarlo todo y escribir, o no recordar nada, le dieron un premio Reina Sofía de no sé qué, que entregaba en Córdoba (¿o era Granada?) una infanta. Como estaba bien, mi prima y su novio decidieron que fuera a recogerlo, y le acompañaron. Después de comer le dejaron en su habitación para una siesta, con el chaqué sobre un sillón.

    Al ir a despertarlo, no estaba él ni el chaqué. En Recepción dijeron que hacía una hora que había salido. Le buscaron, en vano, por la ciudad: "¿Han visto a un señor mayor con chaqué?", pero nada.

    De la Organización llamaron nerviosos porque tenía que estar allí, no podía llegar después de la Infanta.

    En el momento de llegar el coche oficial, apareció él andando tan tranquilo, unos metros por delante del coche (protocolo salvado).

    En el momento de la entrega, la Infanta se refirió a sus merecimientos y él le respondió que en realidad no lo merecía, que solo había hecho lo que le había gustado. La princesa que sí, y él que no... hasta que unas manos nerviosas se lo llevaron con el premio junto a su hija. Sonriendo le preguntó: "¿A qué hora se cena? Tengo hambre". Ya no sabía dónde estaba.

    Pero no fue infeliz, ni pobre, como creo que tampoco lo es, nunguna de las dos cosas, tu personaje.

    Qué bonita mañana de sábado en Madrid. No soy ni infeliz ni pobre.

    ResponderEliminar
  7. ¡Qué deliciosa anécdota Nán! Aquella desmemoria es que entraba en trance inspirado por las musas. Entraba en su otra realidad a la que nosotros no podemos penetrar.

    ResponderEliminar
  8. Freia, a ti se te olvida (es un decir) por qué te has acordado de pronto de Cary Grant (mi despistado preferido). A Nán (es otro poner) que fuiste tú la del comentario relativo a la angustia. A mí, cómo se conjuga "satisfacer". A nuestro personaje, el texto íntegro de su maravillosa conferencia.

    ¡Sólo Dardo parece mantenerse a flote!

    Abrazos, desmemoriados todos

    ResponderEliminar
  9. Por cierto, Nán, comparto el juicio de Dardo: estupenda la historia de tu tío.

    (Si es que soy terriblemente olvidadiza.)

    ResponderEliminar
  10. Dado que nunca he querido superar el enamoramiento total que me inspira Cary Grant, creo que en mi caso no se trata de desmemoria, sino directamente de un acto fallido, de esos de los que Freud sacaba tantas y insanas y tan poco castas conclusiones.
    Por lo que respecta a la memoria de Dardo, no sé, no sé... Hace entradas a ciertas brujitas y se olvida de otras... y luego cuando intenta repararlo cae en el agravio... Jaja, tener que desagraviar a Leg sí que puede generar ansiedad. :-)

    ResponderEliminar
  11. Anda que cómo estamos...

    Quería decir: " tantas e insanas ..." o "tantas, insanas y ..."
    Aprovecho para decirle a Nán que la historia que narra es preciosa, aunque su prima debió de pasar uno de los peores momentos de su vida.

    ResponderEliminar
  12. El mundo está repleto de historias preciosas (yo llevo la vida entera escuchándolas).

    Pero lo que quería decir es que Dardo nos tiene un poco ajoconaos: por donde él anda me leo ya mil veces lo que he escrito.

    (es broma, Dardo, no nos olvidemos de escribir bien).

    ResponderEliminar
  13. Apreciada Mega. ¿A flote en esto de la memoria?. Por un momento he pensado en ella como negativa; visto que todas Vds., tan brillantes, padecen una cierta amnesia.

    ¿Acaso los rencorosos no reproducen una y otra vez lo obsesivo que les abrasa?. Me han dejado a flote; pero en una superficie mezquina que me resulta inasumible así. Yo también reivindico estar hundido en los fondos abisales del olvido, donde no penetra la luz cegadora de esta realidad que me disgusta.

    Tengo la suerte de ir caminando al trabajo y la fortuna de hacerlo por la senda de un parque poblado de palmeras que se alinea con el propio puerto. Son quince minutos que -tal vez se sorprendan- dedico a la oración. Esto también me hace olvidar muchas cosas.

    Me encuentro todas las mañanas con un par de ancianos, que están parados a la espera de que vengan a recoger a ella, una unidad de estancia diurna. Tiene la mujer una mirada perdida, casi asustada. Mira sin aparentemente traducir el significado de lo que observa. Tal vez por eso su rostro es de desconcierto. Su marido todo rechonchito tiene una cara bonachona; paciente, adaptado, resignado y disciplinado. ¡Hay que ver lo inmaculada que lleva a su pareja!. Le tiene siempre asida del brazo. Yo la miro todos los días. Aparto la vista si me encuentro con la línea de su visión. No quiero perturbar su desmemoria.

    Freia; me tiene Vd. contento. Cary Grant le provoca cierto tormento sensual y a mí suele despacharme con castos ósculos. No es que quiera equipararme con tal apuesto galán; pero al menos olvídese que soy un frío trozo de mármol blanco producto de miautocontención y tenga presente que he surgido y soy del barro, que si se le calienta "toma cuerpo" en una especie de tórrida alfarería. No se espante, mi Condesita, es que he sentido celos, por un momento, de Cary Grant y esto me ha hecho olvidar la compostura y ha salido a relucir mi inferior textura. Pero al instante lo he olvidado. Y no se me queje. ¿Olvida Vd. que le dediqué un himno?.

    Estimada Nán. Es imposible que yo la "ajocone". En este caso la transposición de unas sílabas han servido para evitar la zafiedad; así que ha sido todo un mérito suyo. Y, en serio, soy yo muy poca cosa para enmendarles la plana a tan fascinantes blogueras. Es un tic que tengo de chinchoso puro que soy. A veces se lo toman bien y otras mal. Pero les aseguro que siempre lo hago con muy buena fe; como el otro día que un desconocido me iba a preguntar algo y antes de que lo hiciera, le indiqué gestualmente en una especie de ridículo mimo que se subiera la bragueta que tenía desabrochada. Al punto de señalárselo me "ajoconé" no fuera que pensara que quería algo nefando o que lo considerara una burla.

    ResponderEliminar
  14. Me parece, Dardo, que Nán tiene que aclararte alguna cosilla...

    ¿O lo has hecho adrede, como una reivindicación de tu desmemoria, algo curiosa por cierto?

    ResponderEliminar
  15. je, jé.
    Sea por la razón que sea, todo correcto.

    Y de verdad, Dardo, que a mí me parecen muy bien las correcciones. aunque a veces me pongo de parte de las "erratas".

    Hace dos o tres años, revisé a un colega que tenía que traducir "mensaje de correo electrónico malintencionado", o reducirlo a "mensaje malintencionado", entendiéndose por el contexto el tipo. Se le fue el dedo y escribió "mensaje mailintencionado". Me pareció tan perfecto el neologismo, que estuve por dejarlo así.

    Y hace muchos años más, traduje "trademark" en un producto sobre instrumentos musicales (¡y salió así!) como... ¡Maraca registrada!

    Me pareció tan bueno que yo mismo alerté a todos mis compañeros de la pifia que había hecho.

    ResponderEliminar
  16. Tengo claro que son todas Vds. mágicas. Y como estuve cerca de diez años en Zaragoza, también les diría que majicas (con acento en la segunda sílaba).

    Yo tengo otra anécdota. En este caso de una señora mayor. Se quejaba -en el contexto de una ejecución patrimonial- de que no podía hacer frente a todas sus deudas.

    Lo expresaba así: Es que "pague Vd. agua, luz y comodidad y no le queda nada....". Por "comodidad" se refería a "comunidad de propietarios". Lo cierto es que se me ha quedado esa expresión. Que, dicho sea de paso, me provocó una gran ternura hacia ella y un sentimiento de disgusto por las circunstancias.

    Lo de las maracas registradas; fenomenal.

    Las palabras son mágicas. Su asociación aleatoria nos lo muestra. Qué decir de la asociación de los apellidos. Extraido del diccionario secreto de Camilo J.Cela; 1er apellido: Mier; 2do apellido: Daza. Prueben a juntarlos; por ejemplo: Dardo Mier Daza.

    Verán Vds. que me autoflagelo que da gusto; siquiera sea por provocarles una sonrisa.

    ResponderEliminar
  17. De seguir así, voy a tener que empezar a hacer un dietario de anécdotas ajenas...

    Dardo, no es necesario que usted se castigue lo más mínimo. Que, de momento, mi casa no es una prisión.

    ResponderEliminar

.
.
Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"