lunes, 8 de mayo de 2006

Rashomon (Microrrelato)

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Pepa tenía la fea costumbre de asomar las narices en el correo de su padre cada vez que éste, presumiblemente, recibía misiva puntual de Laura, de quien seguro se habría enamorado como un tonto.
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Laura también espiaba de soslayo a la esposa de su amante, Sofía, buena amiga suya al parecer, con el fin de conocer los entresijos de una vida familiar que a ella le había sido negada; pautada desde antiguo por la costumbre y la serenidad que da saberse a salvo, si bien con algún amago de zozobra de vez en cuando, pero al amparo de un hogar que ardía lo menos doce años atrás.
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Pedro, el amantísimo marido, no sabía por quién desvivirse más: si por su esposa querida, a quien adoraba; o por su bella Laura de ojos oscuros.
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Siendo Sofía objeto de todas las miradas, ¡qué lejos estaba ella de conocer que un día el azar o el inapelable destino, de quererlo, podría trastocar la rutina apacible en que vivía, descoyuntarla de un solo golpe como a una muñeca vieja! Hecha esta salvedad, se consideraba a sí misma una mujer afortunada.
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viernes, 28 de abril de 2006

Una de bichos (Microrrelato)

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La otra noche tuve un sueño de lo más estrambótico. No recuerdo con detalle el contenido del mismo, ni siquiera si se trataba en verdad de una pesadilla, pero mientras mi familia dormía plácida, yo (no el del sueño, sino el real) me frotaba la oreja incómodo, y no era para menos pues del oído interno de mi ser durmiente surgía un asqueroso bicho que nada tenía que envidiar al hipogrifo o a la quimera. Bajo un cuerpo de caracol y un alma de insecto, venía a ser una especie de artrópodo agazapado en el interior de una cáscara brillante y viscosa.
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"No vas a leer más a Kafka -me dije espantado al despertar-. Ni tampoco a Cortázar. No te conviene. A partir de hoy mismo, sólo lecturas clásicas en donde no aparezcan bichos". Incluso llegué a dudar de la bondad de las fábulas de Monterroso. En realidad, estaba dispuesto a censurarme cualquier lectura que rezumase, no ya un asomo de sobresalto o de disgusto, sino de simple extrañeza. "Te pasa como al Quijote, pero en versión fagocitadora".
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En ningún momento mi yo soñador fue consciente de la imposibilidad del fenómeno. Ni siquiera se cuestionó que contuviera en su interior semejante asquerosidad... Tomando en sueños la lógica fantástica como real, según es costumbre que suceda, sólo al despertar caí en la cuenta de que se trataba de una experiencia aterradora. A saber lo que hubieran dicho de mí Freud o el propio Jung....
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martes, 21 de marzo de 2006

Afán aventurero (Microrrelato)

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Pensó que, con suerte, tardarían unos cuantos días más en descubrir su refugio, que vendría la policía y quizá los bomberos, pero hasta que eso ocurriera, iba a permanecer agazapado el tiempo que hiciera falta. Tenía provisiones de sobra. Por supuesto, no era la primera vez que lo intentaba, si bien en esta ocasión parecía dispuesto de veras a jugarse el todo por el todo, a no desfallecer como le había ocurrido hasta la fecha, echando a perder sus bellos ideales de futuro, malbaratando su afán aventurero y una incipiente fe en sí mismo aún no muy asentada, pero con la fuerza necesaria como para crecer y desarrollarse debidamente. Acaso el peor saldo de sus anteriores intentos -barruntaba el joven- fuera el hecho de haber consumido ante los demás buena parte de su credibilidad, ya de por sí bastante mermada y exigua. Así pues, lo tenía decidido: no pensaba inmutarse.
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A la media hora de haber trazado su vigoroso plan, Felipe, el hermano mayor, descubría el paradero secreto. Delatar a su hermano de ocho años no le generó el más mínimo escrúpulo.
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domingo, 19 de marzo de 2006

Sin novedad en el frente

Es un día cualquiera. Me levanto como siempre, y después de llevar a cabo ciertas tareas domésticas, me dispongo a trabajar. No ocurre nada extraordinario; de hecho, mi rutina se rige con el implacable discurrir acostumbrado y, sin embargo, una leve sombra oscurece mi ánimo. "Un día más sin escribir", pienso fugazmente (a veces es más bien algo como "otro día más sin retomar esa lectura tan interesante que tenías entre manos"). El caso es que estos remordimientos apenas si suelen durar una milésima de segundo; no consiento que me afecten demasiado pues, "a fin de cuentas -determino- se trata de un pequeño olvido o, cuando menos, de una renuncia sin mayor importancia". Aun así, no siempre consigo atajar este vago malestar, evitar que de pronto se erija en un sacrificio imperdonable. En contadas ocasiones, incluso llega a constituir la renuncia más cara...

Todo esto tiene lugar en el espacio reducido de mi habitación. Afuera, la vida prosigue su rauda marcha: la tele y los periódicos vierten sin cesar el vómito tóxico de una realidad que sólo sabe de miserias, mientras aquí adentro las faltas, las renuncias (de diversos tamaños y colores) y otras zarandajas campan por sus respetos. (*)

(*) ¿Se acuerda el lector del maravilloso cuento titulado "Casa tomada", de Julio Cortázar?

jueves, 9 de marzo de 2006

Ich lerne gerade Deutsch

Estoy estudiando alemán y el caso es que he cogido el asunto con gusto. Recibo clases a diario y a diario lo practico en casa para progresar aunque sea un poquito. Pensaba que iba a resultarme bastante pesado pero no. Menos mal. En clase somos un grupo de unas 30 personas y la profe es una mujer enérgica, de lo contrario no podría con nosotros.
Yo tenía ciertas reservas con esto de aprender una lengua a partir de cierta edad (me refiero a una vez superados los 30); que determinadas cosas (entre ellas, los idiomas) se volvían de pronto inaccesibles o, cuando menos, dificultosas... De nuevo me he vuelto a equivocar... En realidad, ya voy viendo que vivir es contradecirse una y otra vez...
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Hermosa vida que pasó y parece
ya no pasar…
Desde este instante, ahondo
sueños en la memoria: se estremece
la eternidad del tiempo allá en el fondo.
Y de repente un remolino crece
que me arrastra sorbido hacia un trasfondo
de sima, donde va, precipitado,
para siempre sumiéndose el pasado.


Jaime Gil de Biedma, "Recuerda"